jueves, 10 de junio de 2010

"La última cima": ¿la primera meta?

El otro día pude ver la película tan cacareada últimamente en el ambiente católico: "La última cima".

Recordé cuando vi el primer trailer el desasosiego y la incomprensión que reinaba en el corazón de todos aquellos que conocieron a Pablo Domínguez, el sacerdote sobre el cual versa esta película, cuando se enteraron de su muerte en febrero de 2009. Bajaba del Moncayo y se precipitó por un desfiladero.

La muerte de Pablo, como iba diciendo, dejó un poso de completa incomprensión, un golpe realmente duro en la línea de flotación de la gente de fe. Por qué un sacerdote se exponía así a un riesgo innecesario? Qué sentido tenía que una de las mentes más brillantes de la Diócesis, a buen seguro (según nuestro pobre juicio humano) un posible futuro obispo, se fuera tan pronto, con 42 años? Por qué un hombre tan bueno y tan santo se iba ya, con todo lo que podría hacer aún por la Iglesia?

Recuerdo cómo estas palabras salían de la boca de mi hermano, y cómo me dijo que el obispo de Madrid en su funeral había dado en el clavo, diciendo que orásemos por él para que entrase pronto en el Reino de Dios (nunca tenemos la certeza! No dejemos de orar por las almas del purgatorio!), y que realmente Pablo tenía mucho que hacer en la Iglesia, pero si Dios se lo llevó es porque tenía mucho más que hacer en la Iglesia Celestial...

Aunque pueda sonar oportunista, aquello se me quedó clavado. Principalmente porque desde que leí un libro sobre las almas del purgatorio es algo que tengo tremendamente presente, pero porque además mucha gente muy íntima a mi alrededor se vio afectada por aquella terrible muerte, y en cierta manera, sin yo haber conocido a Pablo lo más mínimo, me dio que pensar. Realmente el Señor había hecho eso? No fue simplemente que a Pablo se le había ido un pie, y detrás de él una vida a estrenar?

Realmente Dios ha tenido algo que ver?



Y es cuando me acuerdo de aquel pasaje del evangelio de Mateo en el que Jesús dice que hasta los pelos de mi cabeza están contados... Incluso el pecado es permitido por Dios, porque se sirve de él para hacer un bien mayor. Cómo no iba a controlar por entero la vida de un hombre que le había entregado su vida?

Después de ver la película, el único pensamiento que me venía a la cabeza es "cuánto bien va a hacer esta película". Y al llegar a casa entendí la conexión que había...

Porque Pablo realmente era un sacerdote especial, brillante, bueno, santo..., como miles que hay por todo el mundo. Porque realmente podría haber hecho un fantástico bien a la Iglesia..., como tantos instrumentos va a utilizar el Señor para seguir haciendo de su Iglesia pecadora una Iglesia santa..., sin dejar de ser pecadora. "La última cima" es sólo la primera meta que ha conseguido la vida de Pablo, la vida nueva de Cristo Resucitado en el corazón de cada bautizado.

Y esa vida nueva engendra vida. Hace un par de días "he conseguido" que una persona de Galicia a la cual no tengo el gusto de conocer y que no es creyente vaya a ver la película a través de un foro de música heavy. Rezaremos porque le impacte tanto como a los miles de personas que ya la hemos visto.

Sin duda, hoy por hoy, sí puedo decir que entiendo por qué Dios se llevó a Pablo. Aunque sólo sea para que se haga esta película y que la Iglesia de toda España tengamos una oportunidad más para evangelizar y presentar el nombre del Señor Jesús invitando a gente al cine o hablando de ella.

Pablo se ha dejado literalmente la vida para darnos esa oportunidad. La vas a desaprovechar?

Que Dios te siga bendiciendo...

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